El estudio, basado en un relevamiento mensual en más de 120 comercios de cercanía de los barrios populares, indica que una familia promedio de dos adultos y dos niños necesitó desembolsar en febrero la suma de $ 282.129 para adquirir la Canasta Básica de Alimentos (CBA), en comparación con los $ 167.313 necesarios en noviembre del año pasado.

El aumento mensual del 14,2% en relación con los valores de la canasta alimentaria registrados en enero refleja una tendencia alarmante que está afectando gravemente el poder adquisitivo de la población. Entre los rubros que lideraron los incrementos en este primer trimestre se encuentran el almacén, con un aumento del 75,8%; seguido por la carnicería, con un 65,1%, y la verdulería, con un 57,4%.

Los datos son aún más preocupantes al observar los incrementos interanuales en algunos productos específicos. Por ejemplo, dentro del rubro almacén, se registraron aumentos asombrosos como el del arroz (1000%), los fideos guiseros (455%), la polenta (488%), la yerba y la manteca (370%). Asimismo, en la verdulería, la banana (566%) y la mandarina (500%) lideraron las subas, mientras que en el rubro de las carnes, los cortes vacunos tuvieron incrementos interanuales en torno al 300%, seguido por el pollo (349%) y el pescado (337%).

Rodrigo Blanco, director local del Isepci, expresó su preocupación ante esta situación, denunciando que, detrás de la estrategia del Gobierno nacional de mostrar una desaceleración de la inflación, se esconde una persistente suba de los productos alimentarios esenciales. Advierte sobre una posible escalada inflacionaria en marzo debido a los aumentos anunciados en diversos sectores como combustibles, electricidad, transporte urbano, educación y salud privadas, impuestos provinciales y tasas municipales.

Blanco destacó que estos aumentos, que superan con creces el incremento de los ingresos familiares, están provocando una caída drástica del consumo y una creciente angustia en los sectores más vulnerables, que comienzan a enfrentar dificultades para acceder a bienes y servicios esenciales.

Ante esta preocupante realidad, el llamado a la acción es urgente. Se requieren políticas efectivas que protejan el acceso de las familias argentinas a alimentos básicos y que aborden de manera integral la crisis económica que está afectando a toda la sociedad.